El proceso de excavación

El proceso de excavación consiste en un movimiento de tierras que podemos realizar de forma manual o mecánica y cuyo objetivo es el de preparar el terreno para la fase de cimentación de un proyecto de edificación. Atendiendo al tipo de suelo en el que se lleve a cabo, podemos hablar de excavaciones en suelo común o en suelo rocoso. En este último caso recomendamos practicar excavaciones por voladura.

Actuaciones previas al proceso de excavación

La excavación consta de una serie de fases. Antes de iniciar dicho proceso es habitual que llevemos a cabo trabajos a nivel de la superficie del terreno, que conocemos como despeje y desbroce. Su objetivo es eliminar toda clase de basura, maleza, broza o vegetación que pudiera hallarse en este espacio.

Una vez que está limpio, lo siguiente es el replanteo, para lo cual procedemos al estaquillado del eje y los perfiles cada 10 metros y al marcado de la anchura de cada perfil, el ángulo de inclinación de los taludes y la cota a excavar. A continuación debemos asegurarnos que los datos obtenidos se corresponden con los que se reflejan en la documentación técnica del terreno.

Desmonte, vaciado y terraplenado

Una vez preparada la superficie, lo siguiente será proceder a la excavación, que puede ser por desmonte, vaciado o terraplenado. En el primer caso nos referimos al movimiento de la tierra que encontramos por encima de la rasante de lo que llamamos plano de arranque de la construcción.

El vaciado, asimismo, es la operación que realizamos cuando dicho plano de arranque está por debajo del terreno. Y el terraplenado, cuando el terreno se encuentra por debajo del mencionado plano de arranque y necesitamos situarlo al mismo nivel.

En terrenos donde encontramos agua o hay riesgo de derrumbamiento practicamos una entibación o apuntalamiento. La última fase consiste en el relleno de las zanjas y la retirada del material sobrante.

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